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El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado recientemente las cifras relativas a las ejecuciones hipotecarias en los primeros trimestres de 2021.
Una ejecución hipotecaria es un proceso mediante el cual la entidad bancaria que ha concedido el préstamo hipotecario se cobra la deuda que le corresponde. Se lleva a cabo cuando la persona hipotecada se retrasa en los pagos o no cumple con alguna de las obligaciones reflejadas en el contrato hipotecario. No todas las ejecuciones hipotecarias tienen por qué acabar en desahucio, pero por desgracia muchas tienen ese final.
Incremento del 253 %
Las cifras presentas por el INE han revelado que el número de ejecuciones hipotecarias sobre viviendas habituales se ha visto incrementado hasta en un 253,2%, llegando a alcanzar las 3.243 ejecuciones, alcanzando así su cifra más alta en los últimos cuatro años.
En comparación con el primer trimestre, las ejecuciones hipotecarias sobre las viviendas habituales se han incrementado en un 1,1% entre abril y junio. Por otra parte, en el segundo trimestre del año se iniciaron 9.753 ejecuciones hipotecarias, un 18,1% más que en el trimestre anterior. Y un 79,3% más que en los datos recabados del segundo trimestre del 2020. De ellas, 9.239 afectaron a fincas urbanas, en las que se incluyen las viviendas y 514 fincas rústicas.
Ejecuciones pausadas por el confinamiento
Es necesario recordar que en el segundo trimestre de 2020 nos encontrábamos confinados/as, por lo que muchas de las ejecuciones que se tenían planificadas no se pudieron iniciar en los Registros de la Propiedad.
Por último, no queremos acabar este artículo sin recordar que el Gobierno aprobó prorrogar hasta el 31 de octubre el “Escudo Social”, las medidas de protección para los colectivos más vulnerables que se han visto afectados por las consecuencias socioeconómicas de la pandemia de la COVID-19. Entre las medidas que aún siguen vigentes se incluye la suspensión de los desahucios sin alternativa habitacional para familias en situación de vulnerabilidad.