El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, declaró que el próximo 9 de mayo decaerá el estado de alarma en España. Una buena noticia para los ciudadanos, que verán levantadas las restricciones a la movilidad y a la interacción social. Pero una pésima noticia para las empresas, que verán como el marco jurídico sobre el que descansaban los ERTE. El instrumento que ha salvado miles de empleos decae y con ellos los expedientes de fuerza mayor que les han permitido mantener el empleo en los últimos trece meses.
Debido a la crisis sanitaria provocada por la COVID-19, muchas empresas tuvieron que incluir a sus empleados en ERTE con el fin de evitar despidos. Según los últimos datos aportados por la Seguridad Social, todavía quedan alrededor de 750.000 trabajadores en esta situación.
Estado de alarma y ERTE
La Disposición Adicional Primera de la Ley 3/2021 conecta expresamente la finalización de los ERTE con la finalización del estado de alarma y sus prórrogas. Y, claro, el estado de alarma, como es sabido y salvo prórrogas inesperadas, finaliza el próximo 9 de mayo.
Oficialmente, la vigencia de este mecanismo se sitúa hasta el 31 de mayo. Sin embargo, la vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, anunció a principios del mes de abril, que los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) deben prorrogarse más allá del 31 de mayo con una «fórmula similar a la actual» y que en breve se abrirá la negociación para ello.
La negociación se dará en el seno de la comisión tripartita (donde están Gobierno, patronal y sindicatos). Hasta ahora, las prórrogas de este mecanismo de salvamento de empleos se han acordado en la mesa de diálogo social y constituyen una buena parte de los éxitos cosechados por la ministra de Trabajo.
Aunque Díaz no ha concretado las variaciones que se pretenden introducir, Nadia Calviño, ministra de Economía, apostó por una nueva prolongación centrada en «favorecer la reincorporación de los trabajadores a sus puestos. Lo que tenemos que hacer es ajustar los parámetros para estimular la reactivación».
Por el momento, ¿qué ocurrirá con las empresas y trabajadores en ERTE?
A día de hoy no tenemos certezas de que los ERTE se prorroguen, por lo tanto, en el supuesto de que los ERTE acaben con el estado de alarma, ¿qué ocurriría?
El día en que finalicen los ERTE, salvo que la empresa “transite” hacia un nuevo ERTE por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción (los denominados ERTE ETOP), que tendrá necesariamente que negociarse. Todos esos trabajadores con contrato suspendido o con reducción de jornada, tendrán que volver al trabajo y cobrar íntegro su salario (tengan o no trabajo para ello las empresas).
Ahora, salvo que haya una rectificación rápida por parte del legislador, bien en el sentido de corregir esa Ley (suponiendo que se trate de un error) o bien acordando una nueva prórroga antes del 9 de mayo, las empresas que no hayan adoptado medidas antes de esa fecha correrán el riesgo de ver cómo todos los trabajadores con contrato suspendido deben volver al trabajo. Con el coste económico, quizás inasumible para muchas, que pueda ello implicar.
Los sectores más afectados
El sector del turismo es el que más ha utilizado la medida de los ERTE, para hacer frente a la situación de la pandemia. Las razones son evidentes: movilidad restringida o reducida, temor a contagios, etc.
Por más que el estado de alarma termine, la movilidad seguirá siendo reducida. Además que gran parte de la población apostará por quedarse en casa, o reducir el tiempo de sus vacaciones. Por lo tanto, la demanda seguirá siendo escasa durante los meses próximos y las empresas relacionadas con el turismo no podrán hacer frente a la reanudación del 100% de la plantilla que tengan en ERTE. Lo que se podría traducir en despidos masivos. Además, a escasas semanas para que finalice la prórroga de los ERTE, no se sabe nada de la supuesta continuación de estos tras el cese del estado de alarma.
Hay muchas cuestiones en el aire, como, por ejemplo: si las prórrogas se harán de manera automática, si serán con las mismas condiciones y beneficios y hasta cuando se podrán mantener. Todo ello, no hace más que mantener a las empresas y a sus trabajadores en un estado de incertidumbre muy desesperanzadora.
Debemos de tener en cuenta que, habrá un importante colectivo de trabajadores que cumplirán los seis meses de mantenimiento del empleo desde el último ERTE y que pueden ser despedidos.
De los 440.972 activos con el empleo suspendido, 192.072 corresponden a un ERTE específico (el turismo fue clasificado como una de las actividades más afectadas) y 141.045 se encuadran en un ERTE de limitación. Ligado a restricciones sanitarias que impidan el desarrollo de una actividad normal. Ambas modalidades pueden decaer sin restricciones.
Posibles soluciones
La mayor esperanza para los sectores más afectados por la pandemia y los ERTE, sería que la movilidad no se viese nuevamente tan afectada. Por ejemplo, que no se declarasen cuarentenas o delimitaciones perimetrales. Por desgracia, esto es algo que seguirá ocurriendo, aunque con suerte, en menor medida. Y esto dependerá mucho del ritmo de vacunación que nuestro país mantenga.
Si bien anunciaron que las previsiones eran de alcanzar un 70% de población inmunizada para verano. Sin embargo, al ritmo que vamos, a finales de abril, no se alcanzará dicho porcentaje, por lo que los contagios y los rebrotes seguirán sucediendo.
Tendremos pues, que esperar a las negociaciones del Gobierno para las siguientes medidas en cuanto a los ERTE a partir del 31 de mayo. Y ver qué propuestas nos presentan para solventar esta grave situación que aun perdura, y que no se recuperará de la noche a la mañana.