Debido a la crisis económica y laboral que está sufriendo España, hay muchas personas que están optando en participar de manera voluntaria, ocupando puestos de trabajo inapropiados, ya que muchas veces se utiliza el voluntariado para reducir la plantilla de profesionales de la acción social o para cubrir aquellos puestos que han desaparecido de los servicios sociales.
Cuando comenzaron los recortes en los Servicios Sociales, muchos Trabajadores Sociales fueron despedidos, sin embargo la demanda de estos servicios seguía aumentando cada vez más, para poder afrontar todas las peticiones que llegaban a los centros, se hizo un llamamiento a la acción voluntaria.
Algunos trabajadores siguieron trabajando en su puesto de trabajo, de manera voluntaria, sabiendo lo necesaria que era su presencia, y con la esperanza de volver a ser contratado cuando la situación económica se mejorase. Otros puestos de trabajo, fueron cubiertos con personas altruistas y solidarias, que no siempre están calificadas para desempeñar las funciones o por aquellas personas que aún no han tenido la oportunidad de desarrollarse profesionalmente, y ven el voluntariado como la única salida para conseguir experiencia laboral.
El problema existe, cuando este voluntariado social se alarga en el tiempo, y pasa a ser entendido como un servicio gratuito, una participación social y solidaria. Ya que se puede llegar a la falsa creencia que las funciones que realiza un Trabajador Social las puede realizar cualquiera, sin necesidad de tener una formación específica o que su trabajo no tiene ningún valor.
En el año 2012 Ana Botella, como Alcaldesa de Madrid, planteó que los Servicios Municipales que estaban cerrados por falta de dinero fueran atendidos por personas voluntarias, que se hicieran cargo de los centros culturales, deportivos o bibliotecas.
Sin embargo en la Ley 6/1996 del voluntariado, en su Artículo 3 detalla que las actividades que realiza un voluntario “en ningún caso podrá sustituir al trabajo retribuido”.
A un voluntario nunca se le va a exigir la misma responsabilidad que a un trabajador, por ello, no se debería entender como sustitutivo de un puesto de trabajo, si no como una ayuda complementaria, siempre supervisada por un profesional.
Fuente
Ley 6/1996, de 15 de enero, el voluntariado