Aunque generalmente los centros de día o residencias son recursos para mayores muy conocidos, no ocurre lo mismo con las viviendas con servicios.
Las viviendas con servicios o apartamentos con servicios son un recurso preventivo que integra un hogar junto con una serie de servicios que ayudan a las personas mayores a estar protegidas y ejercer un envejecimiento activo.
El objetivo de este tipo de servicio, es ofrecer a las personas mayores servicios como conserjería, limpieza, auxiliar, talleres y actividades cognitivas comunitarias (fomentando la relación con el entorno), entre muchos otros. Esto hace que las personas se mantengan activas y tengan cierta supervisión que les permita sentirse más seguras.
Es común confundir este tipo de servicio con las viviendas tuteladas, pero se diferencian intensamente. Los hogares con servicios implican como requisito fundamental un grado de cierta autonomía, ya que los servicios son totalmente preventivos y no asistenciales.
El acceso puede ser público o privado. En el primer caso se gestiona según la comunidad, pero generalmente es de manera local. Es decir, a través del ayuntamiento se puede solicitar una vivienda con servicios. Cada convocatoria implica unos requisitos, entre los cuales suelen encontrarse la edad (+65 años), la renta, la autonomía y salud del usuario así como su red familiar.
Una vez adjudicada la plaza, el usuario accede al servicio dónde se le aplica un programa de integración en la comunidad vecinal así como de barrio.
En ambos casos, se le ofrecen al nuevo inquilino o a la nueva inquilina los distintos servicios que pueden variar dependiendo de la comunidad o la empresa que los gestione (también dependerá de si se gestiona de forma pública o privada) abarcando desde limpieza, dinamización sociocultural, asistencia de auxiliares de enfermería semanal, conserjería a incluso jardines, médicos, gimnasio o peluquería.